Te regalo...

Te regalo un camino de tropiezos y una mano fuerte en tu hombro, para cuando quieras caerte conmigo. Te regalo la multitud de soledades, que te precedieron, para que construyamos nuestros propios días de sol. Te regalo una cadena de errores, para que compartamos culpas, dividamos penas, suprimamos castigos. Te regalo la certeza de que siempre se vuelve al principio, principio y fin de todo este andar. Te regalo los resabios de este corazón, hecho y deshecho y vuelto a armar, que encuentra, en los huecos del tuyo, el ensamble más perfecto. Te regalo la infinitud de las palabras tiernas, que no me sale decirte, pero que pugnan por escapar del pecho. Te regalo las canciones que no escribí, ni voy a escribirte, aunque sepas, que te pertenecen por completo. Te regalo un sinfin de verdades dolorosas y punzantes, que todavía no alcanzo a contarte. Te regalo un cuerpo, común y corriente, que se sabe imperfecto, pero aún así está deseoso de tenerte. Te regalo, en suma, este puñado de pequeñeces, lágrimas y flores que es mi vida, para que en ella dibujes tu silueta, su divino complemento, y empecemos a caminar.

sábado, 25 de diciembre de 2010



Alguna vez me dijeron, que las penas se ahogan mejor en el hombro de alguien querido. Un hermano, una amiga, un amor. Romper en llanto, perder el aire en el intento de buscar explicaciones y motivos. Abrazando con fuerza bruta y desmedida, como queriendo evitar que también se pierda ese único apoyo. Gimiendo hasta el cansancio, hasta el dolor. El cuerpo de agota, se deshidrata en lágrimas, y la mente se olvida hasta del motivo inicial por el cual sufría. Alguna vez, encontré de ese modo el consuelo. Pero irónicamente, siempre fue sola o con algún desconocido que pude soltar la angustia y desatar la tormenta de malestar. Puedo tener infinitas charlas con ellas, las que siempre me acompañan, mis hermanas del alma, pero algo queda en el tintero. Demasiado orgullo. Poca tolerancia a la derrota. Mucho menos al fracaso. Cuando lo acepto, mastico el dolor, una y otra vez. Cuando lo trago, lo despido y nunca vuelve a lastimar.

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